En la teoría contraria a la existencia de Dios, se califica a la fe como a una creencia basada en la ignorancia.
Los incrédulos y el ateísmo adoran la supremacía humana y en su enunciado alzan al Hombre de este Mundo como a una divinidad en grado de dominar especies y conquistar mundos y espacios sin límites.
Se asocia la fe a las manifestaciones folclóricas y costumbristas, a la idolatría de figuras, a las fiestas religiosas, a fenómenos masivos de histeria colectiva…
Así como se ha establecido que la fe y la religión, y la pertenencia a una institución religiosa, son un factor único que sirve a la sociedad para identificar la pertenencia religiosa de cada individuo.
En esta confusión es la fe la más dañada, tergiversada y degradada.
La fe, en su expresión primaria y en su claridad, es aquella fuerza que desde el interior de la persona impulsa a la búsqueda de las grandes demandas del Ser Humano: el por qué y el para qué de la vida, la muerte como un misterio que debemos resolver en vida, la temporalidad y nuestra calidad mortal, la enfermedad, la vejez, y la razón de estar y de pasar por este Tiempo y Espacio.
Esa inquietud interior viene en la persona sin que esta lo determine, es como un empuje que ya está inserto en algún lugar del interno humano.
¿De dónde venimos? ¿Por qué este sistema del Mundo es violento y propicia guerras y muerte?
Se ha construido a un dios casi humano que controla y castiga. Un dios que se supone se halla lejos en los cielos imaginarios. Sin embargo, esa fuerza inquieta e inquietante que nos Vive y Habita, cuyo empuje llamamos FE, es el Espíritu de Dios viviéndonos.
La Fe son las pulsaciones del Espíritu, la inducción de su inteligencia y el llamado al Encuentro con el Designio que ya se halla en nosotros. La Fe es el latido que nos insta a buscar a Dios en nuestro Espíritu.
La Fe es aquella certeza de aspectos que ni siquiera hemos indagado. Es la seguridad de verdades que luego comprobamos en la realidad y en la Conciencia. Es la convicción de que Dios nos observa no desde un cielo lejano, sino desde nuestra Verdad Interior.
La Fe es la fuerza que conduce a la persona a su Encuentro con el Cristo Vivo.
La Fe debe ser Nutrida, alimentada, hecha Conciencia.
La sana doctrina, la Oración, la Meditación: son alimentos que debe potenciar la Vida Espiritual en la persona.
La Fe debe ser depositada en un Dios verdadero, Salvador y Justo: el Cristo.
Cuando la Fe deja de ser genérica y confusa, y determina su Unidad con Cristo: la Persona queda Comprometida a Comprender a Cristo, Aceptar su Verdad, y Asumir la Vida y la Resurrección que Él representa y ES.
La Fe Cristica no está determinada por una religión o integración eclesiástica, ni puede ser manejada y manipulada por pastores o mandamases: la Fe Cristica es el Pacto, el Convenio, entre la Voluntad de la Persona y su Dios Vivo, el Cristo.
El Movimiento de Fe Cristico está conformado por quienes ya hemos pactado nuestra Fe con el Cristo Dios, y nos empeñamos en NUTRIR la Fe de quienes abandonan la fe genérica y confusa, y optan por Cristo como a Su Dios Conductor.
La Fe Cristica es Fuerza Cristica, es Poder Espiritual, es Conciencia, es el mayor Logro humano que la Fe puede alcanzar.
La Fe Cristica supera a la fe antigua y propone una Nueva Fe: en donde la Persona es La Fe y la Fe es la Persona.
A esto hemos llamado: COHERENCIA DE FE. que es lo contrario de la mentira, el formalismo, la hipocresía, la manipulación, la maldad, el relativismo, la apostasía y el desconcierto de este Tiempo de Tribulación.
La Fe Cristica es la Espada de la Paz que libera al Ser Humano de las falaces dependencias de un Mundo violento y en franca caída.
Si la Fe no sirve para Vencer: entonces esa fe no es la fuerza que mueve montañas que el Cristo Dios nos insta a lograr y ejercer.
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